EL ENCÉFALO COMO ORGANIZADOR DE RESPUESTAS
NEUROENDOCRINAS
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La evolución ha permitido
desarrollar un sistema como el nervioso central (SNC) capaz de recibir, a través de sus sistemas sensoriales, un amplio espectro de información exterior, así como la procedente del propio organismo, para
integrar y determinar una respuesta emocional coordinada y eficaz que supone el control
inmediato, mediante el sistema nervioso autónomo; la regulación química mediante
el control neuroendocrino de los principales ejes endocrinos, de forma directa
o indirecta, así como determinar las conductas necesarias que faciliten
alcanzar los objetivos del control y convertir todo ello en una percepción consciente final que supone un sentimiento. Además, el SNC organiza un ritmo propio de
actividad que comunica a sus diferentes acciones efectoras. Ritmo endógeno que
se sincroniza con ritmos externos como el de luz/oscuridad entre otros, lo que
permite que la función orgánica del individuo se ajuste a dichos ritmos (como el ritmo normal de
actividad y descanso que suele coincidir con los periodos de luz y oscuridad
externos)[1].
El sistema nervioso central (SNC)
no solo se ha especializado en integrar toda la información que recibe y
diseñar salidas efectoras rápidas y conductas relacionadas, sino que adquiere
un papel superior en el orden de regulación integral del organismo y adquiere
funciones endocrinas. Algunas de ellas fundamentales en el orden funcional del
sistema endocrino, otras más particulares del propio encéfalo. Entre estas
estructuras destacamos las siguientes:
- El hipotálamo endocrino y su
relación con la hipófisis
- El epitálamo y la glándula pineal
- Los órganos circunventriculares
(según Legait) o glándulas neurocrinas del encéfalo según (Rousey y Mosinger) [2].
Estos últimos son regiones localizadas del SNC que carecen de barrera hematoencefálica, por tanto en contacto directo con la sangre cumpliendo funciones quimiorreceptoras y senso hormonales, controlando la composición del líquido cefalorraquídeo,
aunque no se descarta que actúen también como generadores de señales químicas intraventriculares, ya que son regiones sensibles a cambios
físicos del LCR que generan respuestas centrales específicas (por ejemplo ante
una subida de la presión intraventricular, se produce
somnolencia, disminución de la frecuencia de pulso, vómitos, etc.). También
están relacionados con la adenohipófisis, ya que sus
células, los tanicitos, presentan prolongaciones que
comunican al primer plexo capilar del sistema portahipofisario con el tercer ventrículo.
Estos órganos o glándulas son:
a) Complejo hipotálamo-hipofisario (CHH).
b) Órgano subcomisural (OSC).
c) Órgano paraventricular (OP).
d) Órgano subfornical (OSF).
e) Órgano vasculoso de la lámina terminal (OVLT).
f) Órgano colicular (OC).
g) Órgano del área postrema (OAP).
Éstos están conectados entre sí por la red vascular yuxtaependimaria y
muestran diferencias en su organización morfológica, responsables de
las distintas composiciones de las secreciones topográficamente consideradas
del LCR, dentro de la unidad global de la fascia meníngea.
Los otros dos órganos serán objeto
de estudio en los siguientes temas, empezando por el hipotálamo endocrino como
principal integrador de la respuesta nerviosa y endocrina en el organismo.
[1] Periodos lumínicos que en algunos animales incluso es capaz de
regular los ciclos reproductivos, adecuándolos a la mejor época estacional del
año.
[2] Los Órganos Circunventriculares según Höfer (1958), constituyen antiguas regiones mediales
del SNC que poseen capacidad de transducción y pueden servir para integrar sangre, cerebro y
líquido céfalo-raquídeo. Estas áreas antiguas a lo largo de la porción medial del cerebro y que
poseen sorprendentes semejanzas en su organización neural, glial y vascular (Weindl, 1972 ()), son
corrientemente conocidas como sistema de órganos circunventriculares. Según Palkovits
(1987), puede asumirse que los órganos circunventriculares son una compleja familia con actividades
funcionales comunes, más que estructuras cerebrales simples con ciertas características comunes.
Weindl, A., Joynt, R.J.: Ultrastructure of the ventricular walls. Arch. Neurol. (Chic.) 26, 420–427 (1972)
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