|
OBJETIVOS.
- Conocer las funciones del calcio, del fosfato y del magnesio en el organismo.
- Conocer la distribución del calcio, fosfato y magnesio en el organismo.
- Entender que el equilibrio, la ganancia o la pérdida de estos iones por parte del organismo es el resultado del balance entre la absorción intestinal, la resorción ósea y la reabsorción renal.
- Conocer la fisiología ósea relacionada con el calcio y el fosfato.
- Diferenciar la osteolisis osteocítica de la resorción ósea.
- Entender el significado funcional de la fracción libre y de la unida a proteínas de estos iones.
- Conocer el metabolismo óseo y entender el papel del hueso en la regulación de la calcemia.
- Conocer las hormonas que regulan la calcemia y diferenciarlas de aquellas que participan en el metabolismo del hueso pero no lo hacen en la regulación de la calcemia ni de la fosfatemia.
- Entender que hormonas relacionadas con el calcio pueden producir hipercalcemia y cuales no.
- Entender la regulación integrada del calcio.
- Conocer la respuesta global del organismo ante una disminución del calcio o fosfato.
GUIÓN.
Homeostasis del calcio, fósforo y magnesio
Calcio
Fósforo
Magnesio
PARATIROIDES
Morfofunción
PARATOHORMONA (PTH)
CALCITONINA
VITAMINA D Y CALCITRIOL
BIBLIOGRAFÍA WEB
Está claro que tanto el
calcio como el fósforo y el magnesio son iones esenciales para la fisiología del organismo,
dado que están implicados en importante funciones fisiológicas. El calcio: en
la coagulación sanguínea, contracción muscular, función nerviosa, estabilidad
de las membranas, excitabilidad, cofactor enzimático, secreción, acción
hormonal, esqueleto, crecimiento y división celular, etc. Mientras que el
fósforo está implicado en el esqueleto, activación y desactivación de
proteínas, formación de compuestos energéticos, componentes de la membrana
citoplasmática, etc. Estas funciones explican por sí solas la importancia que
para el sistema tiene la regulación de los niveles plasmáticos de estos iones. Y el magnesio en la transmisión neuromuscular, hueso y cofactor de enzimas.
El balance neto de estos
iones en un adulto arquetipo fisiológico es cero, es decir lo mismo que entra
por la dieta se elimina por los diferentes sistemas de excreción, salvo en los
niños en crecimiento, la mujer
embarazada y en lactancia, donde entra más de lo que se excreta. La única vía de entrada es la nutricional pero la excreción se hace
a través de las heces, orina y sudor.
Los flujos existentes entre el plasma y el compartimento intracelular, el hueso como principal órgano
de almacén y fuente endógena, el sistema digestivo como vía de entrada y la
excreción por las diferentes vías mencionadas, modifican los niveles plasmáticos de estos iones; de su constancia plasmática se encargan tres hormonas
específicas: la parathormona (PTH), la calcitonina (CT) y el calcitriol,
las cuales actúan en el intestino, riñón y hueso. Hormonas como el cortisol,
la GH, HT, insulina, IGF-1 y
estrógenos modulan los equilibrios entre el calcio plasmático y el calcio no
plasmático.
CALCIO
Respecto al calcio (figura), en el organismo hay unos
1100 gramos.
Aproximadamente el 99% se encuentra almacenado en el hueso y el 1% restante (
11 g) se encuentra repartido
entre el líquido extracelular y el líquido intracelular. De estos
11 gramos en el LEC
tenemos 900 mg (22,5 mmol)
(8,2 % del calcio no óseo) de los que 500 (12,5 mmol) se encuentran en el plasma
y el resto en el líquido intersticial (10 mmol). Los
otros
10,1 g
de calcio ( 91,8 % del calcio no óseo) se encuentran en el compartimento intracelular. En el citosol la cantidad de calcio libre es mínima (en el
orden de 10-
7 M) en condiciones de reposo celular, dado que actúa como segundo mensajero. Por tanto, el calcio citosólico se encuentra como calcio
secuestrado en el retículo endoplásmico y
mitocondrias (0,2x10
-4 M
) y unido a proteínas ligando (1,5x10
-
3 M
).
Del calcio plasmático el 55% se encuentra en forma difusible, es decir libre y formando complejos con el
citrato, bicarbonato, etc., y
un 45% en forma no difusible, unido a
distintas proteínas donde destaca por su concentración la albúmina. Por otra
parte la ionización de estas proteínas va a determinar la proporción entre el
calcio unido y el calcio libre. Esta ionización depende del pH plasmático de forma que si este pH disminuye (más
ácido) disminuye la capacidad fijadora de la albúmina con respecto al calcio.
La concentración del ion calcio en sangre (calcemia) es constante y se encuentra controlada por mecanismos homeostáticos. La ingesta mínima de calcio se recomienda que sea de unos 800 mg/día. Del ingerido el sistema digestivo es capaz de
absorber el 30% en el duodeno y yeyuno, absorción que se ve reducida por la
presencia de fitatos y oxalatos y la propia cantidad
de calcio ingerido (relación inversa). Un escaso porcentaje se absorbe por
difusión simple, paracelular y no saturable, y la
mayor parte mediante un proceso de absorción transcelular fisiológicamente regulado por la vitamina D, que estimula su paso tanto
mediante acciones genómicas (síntesis de proteínas
transportadoras) como no genómicas.
El riñón en su proceso continuo de depuración
plasmática y bajo el control del calcitriol y
la PTH, elimina por la orina una
parte del calcio (filtra 10.000 mg/día), que junto
con las pérdidas producidas en el sudor y las contenidas en las secreciones
gastrointestinales, determinan la salida total de este ion. Sólo el
calcio plasmático no ligado a proteínas (55 %) es filtrado al nivel glomerular. El 70% del calcio ultrafiltrado se reabsorbe en el túbulo proximal, al nivel intercelular, condicionado por
diferencias de concentración y de potencial y mediante transporte celular
activo (ATPasa magnesio dependiente e intercambio Na/Ca). El 20% del calcio
filtrado es reabsorbido en el asa de Henle por
diferencias de potencial subsecuentes a la acción de la bomba Na/K e intercambio Ca/Na. Los diuréticos de asa disminuyen la reabsorción de
calcio al disminuir el potencial positivo intraluminal.
Tanto en TP como en AHAG esta reabsorción es independiente a hormonas. En el túbulo contorneado distal se reabsorbe aproximadamente un 8% del calcio
filtrado de forma activa, siendo el segmento donde se produce la mayor
regulación de la excreción de calcio. Al final solo se excreta menos del 2% del
calcio filtrado. En total se reabsorbe entre un 98 a un 99% del calcio filtrado al día.
Además de este control en la
entrada y salida del sistema, existe un ajuste de los niveles plasmáticos
determinado por la regulación hormonal en el intercambio entre el plasma y el
hueso. En el hueso existe un almacenamiento estable en forma de hidroxiapatita que forma parte de la estructura ósea o
esquelética. Además existe un almacenamiento menos estable o intercambiable en
equilibrio con el plasma formado por el líquido intersticial que baña a los
osteoblastos y osteoclastos y forma parte de los
canalículos existente entre las lagunas ocupadas por éstos. En estos
canalículos hay una concentración de calcio y fósforo procedente de la
actividad osteoclástica responsable de la continua
remodelación ósea.
Existe un flujo bidireccional plasma-hueso de unos 500 mg/día.
FÓSFORO
El fósforo (figura) representa entre el 0'8% y el 1'1% del peso total del
cuerpo (unos 600-
900 g);
un 90% del cual está en el esqueleto -incluyendo los dientes-, en combinación
con el calcio. El restante 10% se encuentra en el suero y está distribuido por
todas las células. El contenido de fósforo de los tejidos blandos tiene
prioridad metabólica sobre el de los huesos. El nivel en suero es de 3-4'5 mg por 100 ml en adultos . En los
niños es de 4-7 mg por 100 ml. El 10% del fósforo plasmático se encuentra
formando complejos orgánicos con proteínas, el 25% combinado con cationes como el calcio, magnesio o sodio y el 65% en forma iónica, formando fosfatos,
pirofosfatos, etc. El fósforo inorgánico es más ionizable y difusible a través de las membranas que el
orgánico.
La cantidad media de fósforo
en la dieta es de unos 1,5 g/día, de éste se absorbe un 70%, absorción íntimamente
ligada al calcio y bajo la acción de la vitamina D. La bilis y jugo
pancreático, lo mismo que el jugo intestinal, contienen iones de fosfato en
proporción considerable y contribuyen a mantener el equilibrio entre la
ingestión de fósforo y su excreción fecal.
El fosfato plasmático es filtrado por los glomérulos y el 80% reabsorbido en condiciones fisiológicas. La acidosis aumenta la excreción del
fosfato diácido por los túbulos renales, mientras que la alcalosis induce la
excreción tubular de fosfato monoácido. Esta reabsorción depende de un cotransportador Na/P que se encuentra en la superficie apical de las células tubulares y depende de la acción de la PTH, calcitriol y FGF-23 (factor de crecimiento fibroblástico 23-Klotho). Este último pertenece a la familia de los FGF y es producido por los osteocitos, haciendo su acción al nivel del túbulo proximal donde inhibe al cotransportador Na/P favoreciendo así la fosfaturia. Así mismo, esta hormona junto a su cofactor Klotho inhibe la actividad de la 1-alfa- hidroxilasa de la 25-OH-D, por lo que se produce menos 1,25(OH)2-D.
Su homeostasis consiste en que la hipocalcemia lleva a un incremento de la PTH, la cual actúa sobre el hueso favoreciendo su reabsorción y poniendo en plasma calcio y fosfato. En el túbulo distal y colector aumenta la reabsorción de calcio y en el túbulo proximal inhibe la reabsorción de fosfato y estimula la formación de la 25-OH-vitD con la consiguiente síntesis de calcitriol que activa la absorción intestinal de calcio y fosfato. Así se restablece la calcemia y se evita la hiperfosfaturia. Este esquema se completa con la acción del FGF-23 que liberado de los osteocitos actúa en el túbulo proximal evitando la reabsorción de fosfato y así la hiperfosfatemia (explica los síntomas del raquitismo y osteomalacia, en cuanto a la hipofosfatemia aún en el caso donde la PTH y el calcitriol son normales).
MAGNESIO
Respecto al magnesio (figura), hay 25 gr. en el adulto. La tasa aumenta con la altitud. El magnesio se encuentra fundamentalmente combinado con el calcio y con el fósforo en las sales complejas de los huesos (70 %). El resto está distribuido en plasma (1,4-2,5 mg/ml), fundamentalmente en glóbulos rojos. Alrededor del 80% está ionizado y es difusible. El resto va ligado a proteínas séricas. Los músculos contienen más magnesio que calcio, al revés que la sangre. Corazón, huesos, sistema nervioso, hígado, glándulas sexuales y riñón. El nivel de Mg en el líquido cefalorraquídeo es más alto que en el suero. En las células, su concentración es de 15 mEq/l (miliequivalentes por litro).
Se recomiendan 350 mg/día para el hombre, 300 mg/día para la mujer y 150 mg/día para los niños pequeños. Durante el embarazo o la lactancia la necesidad diaria se estima en 400 miligramos. Una dieta normal contiene de 200 a 400 mg/día. Solo un 45% del magnesio ingerido es absorbido, el 55% restante es excretado en las heces. Se absorbe en el intestino delgado y en colon un 20%. Si hay mucho magnesio en la dieta disminuye su absorción y viceversa. Los factores que inhiben la absorción del calcio también perturban la del magnesio: fosfato, calcio, álcalis, exceso de grasa. La hormona paratiroidea incrementa la absorción de magnesio por el intestino. No se acumula en el organismo.
La excreción se efectúa por riñones, hígado -vesícula biliar-, páncreas y tracto gastrointestinal. La excreción por la orina es relativamente baja ya que el riñón conserva eficientemente el magnesio. La aldosterona aumenta la permeabilidad renal para el magnesio, al igual que lo hace con el potasio, para conservar el sodio. En condiciones normales, entre 60 y 120 mgr de magnesio se excretan por día con la orina. Varios factores regulan la excreción normal de magnesio: la PTH, ADH, glucagón, insulina y calcitonina favorecen la reabsorción en el asa ascedente gruesa de Henle.
Los corticoides suprarrenales, la aldosterona, la acidosis y el PNA facilitan la excreción tubular distal de iones de magnesio. Una parte se elimina por la bilis y también por las materias fecales.
Con la edad, el contenido en magnesio del organismo tiende a disminuir, especialmente en los testículos y en el cerebro.
BIBLIOGRAFÍA WEB
Información de Medline Plus Medical sobre el calcio
Información Medline Plus Medical sobre el fósforo
Información Medline Plus Medical sobre el magnesio
Calcio y dieta
Calcio y huesos
Calcio en la orina
Calcio sérico
Calcio ionizado
Fósforo en la dieta
Fósforo sérico
Magnesio en la dieta
Aportes vitamina D y sus consecuencias
PATOLOGÍAS
Hipocalcemia en los bebes
Hiperparatiroidismo
Hipoparatiroidismo
Hipofosfatemia
Hipomagnesemia
Deficiencias de vitamina D
Raquitismo
Osteopenia en bebés prematuros
Osteoporósis
|
|