LA HIPÓFISIS

LA HIPÓFISIS

La hipófisis o glándula pituitaria ^[1] Del latín pituita, originado de la función que le atribuyó Aristóteles como secretora de flema. es la glándula asociada al hipotálamo hipofisiotropo cuya secreción viene gobernada principalmente por éste.

Anatómicamente  es una glándula del tamaño de un guisante, formada por una bolsa ubicada centralmente en la silla turca, ventral al hipotálamo con el que está unida a través del tallo hipofisario (formado entre otros por los axones procedentes del núcleo paraventricular y supraóptico). Esta bolsa es el resultado de la reunión y fusión de una evaginación de la cavidad oral primitiva, bolsa de Rathke , con otra de la base del tercer ventrículo. Esta bolsa origina la hipófisis anterior o adenohipófisis que supone el 80% de la masa glandular y la neurohipófisis o lóbulo posterior que es de origen nervioso. Entre ambos lóbulos puede existir un tercer lóbulo intermedio, que en los primates es vestigial y produce dos hormonas llamadas melanotropinas u hormonas estimulantes de los melanocitos (MSH). Una porción de la adenohipófisis recubre al tallo (la pars tuberalis).

Figura 1. Hipófisis

La acción reguladora del hipotálamo hipofisiotropo sobre la adenohipófisis se realiza por la neurosecreción, en el sistema portahipofisario, de las neuronas implicadas. Este sistema portal se origina en la arteria hipofisaria superior (rama de la carótida interna) que da lugar a un plexo capilar que coincide anatómicamente con la eminencia media. De este plexo salen dos venas o vasos portales largos que bajan por el tallo hipofisario y se abren en los sinusoides del lóbulo anterior, que también reciben de los vasos portales cortos originados en un segundo plexo capilar, a la altura del lóbulo posterior y procedente de la arteria hipofisaria inferior, que recoge la secreción de las neuronas de la neurohipófisis. Las secreciones de las células glandulares adenohipofisarias son recogidas por venas que se dirigen a los senos cavernosos adyacentes.

Figura 2. Sistema porta-hipofisario.

Es importante señalar la relación reguladora entre la secreción de la neurohipófisis y la secreción de la adenohipófisis, gracias al circuito circulatorio indicado.

A esta región le afectan diversas patologías que atañen bien a uno o unos ejes concretos o a todos los dependientes de ella, según el tipo y extensión de la alteración. Uno de ellos es el síndrome de la silla turca vacía, donde se observa una dilatación de la silla turca con una disminución aparente del tamaño hipofisario, sobre todo en mujeres obesas e hipertensas. Por otra parte, un tumor hipofisario, además de las consecuencias sobre los ejes dependientes, genera dolor de cabeza e incluso pérdida de visión.

También podemos observar hipofunción hipofisaria por: tumores hipo secretores, suministro de sangre inadecuado, infecciones y procesos inflamatorios, irradiación, extirpación quirúrgica y enfermedad inmune. Todas ellas son causa del denominado hipopituitarismo primario. Cuando se afecta la función del hipotálamo endocrino, bien por tumores hipotalámicos, enfermedades inflamatorias, traumatismos craneales o lesión quirúrgica hipofisaria se genera lo que se denomina el hipopituitarismo secundario.

Entre un 6 y un 20 por ciento de la población padece de tumores de hipófisis, aunque sólo la décima parte llega a enterarse, porque en un alto porcentaje no dan manifestaciones. Pero si bien rara vez son mortales, pueden causar un sinnúmero de trastornos, como disfunciones sexuales, infertilidad, alteraciones del crecimiento, hipertensión, diabetes o problemas de visión.