OBJETIVOS.
- Entender la regulación global de la glucemia como una respuesta integrada por varias hormonas, la hormona hipoglucemiente (Insulina) y las hormonas hiperglucemiantes (Glucagón, adrenalina, Cortisol y GH).
La glucosa circulante es la única fuente de energía utilizada por
órganos como el sistema nervioso central(frente a situaciones de emergencia, pues pasado
un tiempo de carencia puede utilizar los cuerpos cetónicos como fuente de energía) y
los eritrocitos.
Por otro lado, los excesos de glucosa en plasma y a
largo plazo generan por glucosilación proteica,
alteraciones en los vasos sanguíneos que afecta a diferentes órganos (retina,
riñón, corazón, cerebro, etc.) y en los nervios periféricos (neuropatías). Por
su importancia energética e implicaciones en el organismo está sujeta a un fino
control hormonal, donde intervienen de forma directa o indirecta hormonas
específicas como la insulina (hipoglucemiante) y el glucagón (hiperglucemiante), y otras hormonas como las catecolaminas, tiroideas, glucocorticoides y hormona del
crecimiento todas ellas hiperglucemiantes (figura).
También la ADH tiene efectos hiperglucemiantes sobre el hígado.
Toda la glucosa dietética se
absorbe en el tracto intestinal (absorción máxima: 150 g/h), favorecida por
la T
3. La glucosa, los aa y las grasas intestinales favorecen la secreción de
hormonas gastrointestinales que entre otras cosas favorecen la secreción de
insulina y glucagón.
El 60% de la glucosa
absorbida es utilizada por el hígado para su transformación en diferentes
metabolitos. El 40% restante y según condiciones metabólicas es utilizado para
mantener la glucemia que en ayunas se acepta entre 60-120 mg/dL. Tras dos horas de la digestión se acepta un valor de
140 mg/dL.
Es el hígado, bajo control
hormonal, quien se encarga de fabricar glucosa y secretarla al plasma. También,
aunque en menor medida, lo hace el riñón.
En condiciones de abundancia
energética la insulina se encarga de favorecer en los tejidos con capacidad de
almacenamiento energético (músculo, tejido adiposo e hígado), la captación de
glucosa y su conversión en sustratos de alto nivel energético (triglicéridos,
proteínas y glucógeno), para lo cual activa a transportadores de glucosa
dependientes de dicha hormona.
En situaciones de escasez o
de estrés, el resto de las hormonas indicadas más arriba, se encargan de
aumentar los niveles de glucosa plasmática, para lo cual modifican el
metabolismo de los tejidos de almacenamiento, para producir metabolitos que en
el hígado puedan ser convertidos en glucosa. Además de evitar la captación de
glucosa por aquellos tejidos no dependientes de la misma.
En condiciones normales no
hay excreción de glucosa, ya que su umbral renal es de 180 mg/dl.
Sólo en ausencia de insulina se supera dicho umbral.
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